Hay muchos tipos de televisores en el mercado y a menudo no resulta fácil comparar sus especificaciones. Desde los paneles OLED hasta los QLED, desde las funciones inteligentes hasta la distancia que hay que mantener con la pantalla, desde los puertos de entrada y salida hasta la posibilidad de conexión con el smartphone, son muchos los parámetros a tener en cuenta para elegir un televisor que cumpla tus necesidades.
A todo esto hay que añadir que cada marca utiliza sus propias siglas, lo que lleva a una confusión aún mayor.
¡Queremos hacerte la vida más fácil y ayudarte a elegir un televisor que cumpla todos tus requisitos!
Si no tienes tiempo de leer todo el artículo, este es un breve resumen de mis consejos:
Los tipos de paneles más comunes y que ofrecen un mayor rendimiento son los LED, los OLED y los QLED. Los LED son los más económicos, perfectos para pantallas de hasta 45 pulgadas. Ofrecen una buena calidad, pero no destacan por su reproducción de negros ni por su contraste.
Los OLED cuentan actualmente con la tecnología más innovadora: negros profundos, una perfecta iluminación de la imagen y una alta frecuencia de refresco son los puntos fuertes de este tipo de paneles.
El QLED es un estándar desarrollado por Samsung que está a medio camino entre los televisores OLED y los LED, de los que no es más que un sucesor algo más avanzado: ofrece buenos negros y un brillo muy alto, incluso superior al de los OLED, pero la calidad general no está al mismo nivel que la de estos.
Los paneles de plasma y los paneles curvos (muy difíciles de colgar en la pared) ya son cosa del pasado… ¡olvídate de ellos!
En resumen, técnicamente hablando, el panel OLED es el mejor del mercado, pero el precio extra solo está justificado en algunos casos. Los paneles QLED son un excelente punto medio en términos de calidad-precio. Aquí tienes una tabla comparativa entre los paneles QLED y los OLED:
La resolución de una pantalla representa el número de píxeles horizontales y verticales utilizados para reproducir una imagen. Una mayor resolución se traduce en imágenes más nítidas y con un mayor nivel de detalle.
Durante muchos años, la resolución Full HD (1920 x 1080) ha sido el estándar, y aún hoy en día sigue siendo la más popular en todo el mundo. Pero la industria está evolucionando a pasos agigantados hacia el Ultra HD, conocido comúnmente como 4K, cuyas ventas están en constante aumento.
Aunque para pantallas de hasta 40 pulgadas una resolución Full HD es más que suficiente, para paneles grandes es imprescindible una resolución Ultra HD 4K. Este estándar permite leer texto con claridad y percibir con nitidez los detalles más pequeños.
Además, una imagen más nítida tiene la ventaja de poder verse más cerca, por lo que los televisores 4K reducen también la distancia de visionado.
La resolución 4K ya está presente en Netflix, Amazon Video, YouTube y en los videojuegos de última generación, y ofrece una experiencia de juego totalmente diferente a la que ofrecía la anterior generación.
Por último, los mejores televisores 4K están equipados con potentes procesadores que se encargan de procesar las imágenes procedentes de fuentes con resoluciones más bajas y de mejorar los píxeles para obtener una imagen perfecta en cualquier circunstancia.
En conclusión: la tecnología sigue evolucionando y los fabricantes de televisores ya han sacado al mercado la primera oleada de televisores 8K, una resolución 4 veces mayor que el estándar 4K. Desafortunadamente, los contenidos en 8K son aún muy escasos, por lo que de momento es mejor optar por un televisor 4K.
El tamaño medio de los televisores vendidos en todo el mundo es de unas 50 pulgadas. Sin embargo, la tendencia del mercado es ofrecer televisores cada vez más grandes perfectamente integrados en la decoración del hogar. No cabe duda de que un televisor de 65 pulgadas es un fantástico elemento decorativo y un elemento con un gran atractivo visual.
La elección del tamaño de un televisor depende de dos factores: una distancia de visionado adecuada y la resolución del panel.
Por ejemplo, con una pantalla 4K de 55 pulgadas, es recomendable colocarse a 1 metro de distancia como mínimo, mientras que con un panel HD de las mismas dimensiones, se recomienda duplicar esa distancia. Por cada 10 pulgadas más de pantalla, deberás alejarte otros 20 centímetros más en el caso de los televisores 4K y 40 centímetros si se trata de un televisor Full HD.
En resumen: aprovecha al máximo el tamaño de tu televisor para percibir todos los detalles respetando la distancia mínima de visionado… ¡no te arrepentirás!
El HDR, siglas de High Dynamic Range, es un estándar que permite aumentar la iluminación de cada píxel de forma independiente, consiguiendo unos blancos y unos negros más intensos y optimizando la luminosidad general de la imagen.
En otras palabras, podría decirse que el HDR aumenta la intensidad de los colores y su contraste para ofrecer imágenes similares a las que el ojo humano es capaz de percibir en la vida real.
Aquí tienes una imagen explicativa del HDR extraída de un vídeo publicado por Panasonic.
El HDR es una tecnología imprescindible en los televisores de alta gama, en ocasiones incluso más importante que el 4K.
El HDR se presenta en diferentes versiones: HDR 10 (el estándar básico que ofrece, entre otros, Amazon Prime Video), UHD Premium (empleado por Netflix) y Dolby Vision (el estándar de más alto nivel, pero que aún no ha sido adoptado por los fabricantes).
Como hay muchas siglas y las marcas tienden a confundir al cliente aún más, es importante comprobar que tu televisor sea compatible con HDR 10. ¡Esto será más que suficiente!
La frecuencia de refresco, también conocida como “tasa de refresco” o “refresh rate”, indica el número de veces por segundo que se actualiza la imagen en pantalla. El valor se expresa en hercios (Hz); cuanto más alto sea este valor, más fluidas se percibirán las imágenes.
La frecuencia de refresco es especialmente importante en las escenas con mucho movimiento, como las retransmisiones deportivas y, sobre todo, en los videojuegos, ya que permite una mejor capacidad de respuesta.
La frecuencia de refresco estándar es de 60 Hz, pero es aconsejable elegir un televisor que soporte 120 Hz.
Actualmente, se da por descontado que un televisor con Smart TV cuenta con conexión a Internet, algo indispensable para utilizar todas las funciones de la plataforma. Lo que no puede faltar en un televisor es la conexión WiFi, que permite conectarse a Internet de forma inalámbrica, y la conexión LAN, que ofrece una mayor velocidad y estabilidad.
Otra conexión presente en muchos televisores es el Bluetooth, que permite conectar fácilmente auriculares, barras de sonido y teclados compatibles. Es recomendable elegir un modelo de televisor con Bluetooth, ya que es un método de conexión con dispositivos de audio cada vez más común.
Además, asegúrate de que eliges un televisor con al menos 3 puertos HDMI y 2 USB. Mientras que los primeros se utilizan para conectar decodificadores, videoconsolas, TV Box, barras de sonido y reproductores de alta definición, los segundos permiten conectar pen drives y discos duros para reproducir archivos y además pueden servir como fuentes de alimentación para otros dispositivos.
Si has decidido comprar un televisor 4K, asegúrate de que al menos uno de los puertos HDMI sea 2.0 o, mejor aún, 2.0a, que es un protocolo compatible con HDR.
Por último, comprueba también que el televisor esté equipado con salidas digitales óptica y coaxial, muy útiles para conectar otros equipos de audio.
Los televisores modernos, como bien sabes, tienen un grosor. En su interior, no hay espacio suficiente para alojar unos altavoces de un tamaño adecuado, por lo que la calidad del audio rara vez coincide con la calidad de la imagen.
En otras palabras, las imágenes son espectaculares pero el sonido no es en absoluto envolvente.
Para superar este problema, te recomendamos instalar una barra de sonido, un dispositivo que combina estética, funcionalidad y buena calidad de sonido que, por supuesto, varía según la marca, el modelo y la potencia. Su precio oscila entre los 100 y los 300 €.
Además de al televisor, casi todas las barras de sonido pueden conectarse de forma inalámbrica a smartphones, tablets y ordenadores, ofreciendo una gran cantidad de entretenimiento.
Para conseguir un aspecto atractivo y reducir la fatiga visual, puede instalar tiras LED adhesivas en la parte posterior del televisor que se pueden conectar directamente a su puerto USB. El espectáculo está asegurado y el coste es muy bajo. ¡Perfecto!
La mayoría de los televisores están equipados con el estándar de montaje VESA, que facilita su instalación en una pared mediante soportes compatibles. Además de ahorrar espacio, esta opción es una manera ideal de darle un toque elegante al diseño de un espacio.
Los precios de los televisores nunca han sido tan bajos, y las ofertas son muy habituales. Lo que hace variar el precio de un televisor es principalmente el panel, tanto en términos de tipo como de tamaño.
Un televisor LED de 32 pulgadas de gama media con función Smart TV puede adquirirse por un precio de entre 200 y 300 €.
Una Smart TV LED de 55 pulgadas compatible con asistentes de voz, con resolución 4K y HDR puede encontrarse por debajo de 400 €. Los precios se elevan si hablamos de tecnologías más avanzadas como el QLED o el OLED: para pantallas de 65 pulgadas, puede que 5000 € no sean suficientes.
Sabías que...
Todas estas siglas pueden resultar algo confusas para los recién iniciados, pero son fundamentales para entender cuáles son las características que debe tener un buen televisor y cómo influyen en su precio.
Según mi experiencia, en un salón de al menos 25 metros cuadrados, lo ideal es elegir un televisor 4K de 65 pulgadas y acompañarlo con una buena barra de sonido. Y si tu presupuesto te lo permite, un panel OLED te transportará sin duda a otro planeta.